martes, 1 de noviembre de 2016

LA PROCESIÓN DE LOS MUERTOS

Cuentan que había una señora que tenía la costumbre de levantarse todos los días a la medianoche, pero esta señora era muy chismosa, hasta que un día en el que se levantó como de costumbre al asomarse por su ventana vio que venía una procesión. Como la señora era chismosa, decidió quedarse a mirar quien era el que había muerto para contárselo a sus vecinos al siguiente día.

Cuando pasó la procesión por su casa le dijeron: Hermana, acompáñanos al cementerio a enterrar a este señor que acaba de morir, pero mientras le decían esto, le entregaron una vela y le recomendaron: Hermana mañana vendremos a recoger la vela tienes que estar lista para que vengas con nosotros al entierro, vendremos a la misma hora la señora guardó la vela y se fue a dormir.

Al siguiente día fue a ver la vela que le habían entregado la noche anterior y se dio con la sorpresa de que la vela no era una vela sino más bien era una canilla de muerto.

Fue entonces a contárselo al sacerdote de nuestro distrito; una vez que le informo de todo, el sacerdote le aconsejo lo siguiente: Lleva a tu casa un niño, cuando pase la procesión has llorar al niño y después ve a confesarte.

Según el sacerdote la procesión desapareció al escuchar llorar al niño por ser inocente, porque de lo contrario se hubieran llevado a la señora. Lo que sucedió le sirvió de experiencia para dejar de ser chismosa, y desde ese instante la señora dejó de ser chismosa y pasó a ser muy buena.


Anónimo

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