martes, 1 de noviembre de 2016

EL MISTERIO DE LAS CUATRO CRUCES

La historia de las cuatro cruces ubicada en las 4 entradas del pueblo de Santiago de Cao, radica en la creencia de nuestros ancestros santiagueros que a través de generaciones hemos llegado a conocer y a formar parte del legado de este amigable pueblo

Ellos decían que las cruces representan a los cuatro puntos cardinales y les señalaba el norte, el sur, el este y el oeste, que les servía a los aldeanos para guiarse hacia donde ir o qué curso seguir.

Sin embargo las generaciones antiguas afirmaban que las cuatro cruces fueron creadas para protegerse de los demonios, diablos, duendes, mujeres hermosas, brujas, es decir, que todo aquel elemento  que significa encantamiento y para la población santiaguera representaba un temor a la acción demoníaca; contrario a sus creencias religiosas.

Cada entrada del pueblo guarda sus misterios, cierto o no, la gente lleva dentro de sí esta creencia. Mis abuelos me contaban que en cada cruz son distintas apariciones o visiones fantasmales las que se perciben; por ejemplo:

La cruz que se ubica en la entrada norte protegía a los pobladores de la aparición de una vaca de oro con ojos de rubí, unos cuernos bien afilados capaces de traspasar todas las paredes hasta la más fuerte; esta vaca hipnotizaba a aquella persona que quisiera atraparla y lo llevaba a una cueva para jamás volver; otros cuentan que a las 12 de la media noche, salía el diablo tan grande que solo se veía su pie con un zapato, por eso lo llamaban “zapatón” y solo se veía una cortina de humo blanco; aparecía para llevarse un alma pura; la de un niño moro, es decir que todavía no había sido bautizado; por eso a la calle le pusieron el nombre de “Las Ánimas” porque siempre se escuchaba el llanto de un niño.

En lo tanto, la cruz del sur los protegía de una mujer desnuda cuyo cabello era de oro, ojos azules y su piel la más hermosa, encantaba a los hombres y se lo llevaba a un lugar muy lejano de donde jamás regresaban, también se los llevaba a los niños quienes no habían sido bautizados.

En la cruz que se ubica al este cuentan que se les apareció el diablo pero convertido en bebé, ojos rojos y piel delicada; unos pobladores que iban en un tren a la Villa de Santiago de Cao, lo encontraron por el camino, estaba llorando, entonces lo recogieron y lo subieron al tren. Pero el bebé no dejaba de llorar y ya llegando al pueblo se calmó y desapareció en medio de una cortina de humo blanco.

La historia de la cruz del oeste, es un tanto más funesta, ubicada en la punta de una huaca; se decía que ahí existía un duende de ojos rojos que cada luna llena lloraba sangre, este mal hacía que los niños se enfermaran gravemente hasta morir aunque algunos se salvaban de milagro, y eran los que estaban bautizados.

Los enfermaba para así el día de su muerte poderse llevar su alma al infierno para que sufran ahí eternamente.

Esta tierra donde tengo mis raíces, tiene muchas otras leyendas así tan interesantes como la que les acabo de contar. Si tú amigo o amiga, que estés leyendo, vienes a visitar Santiago de Cao, en la provincia de Ascope, departamento de La Libertad, confirmaras que existen estas cruces, que son reales, y te enterarás de muchas historias fantásticas más.

Anonimo

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola, mi nombre es Juan Carlos Diaz Amaya, mi mama es de santiago y mi papa de Huanchaco, yo vivi un año en santiago y he escuchado esa historia como muchas otras y ahora que estoy en Lima tengo un proyecto y me gustaria sabe mas de estas historias, como puedo contactarte? mi numero es 940491961